Este artículo es una reflexión sobre la política brasileña de la alimentación escolar como una estrategia importante para el desarrollo regional sostenible. La alimentación escolar se mueve miles de millones de dólares al año en la compra de bienes y servicios para los programas que se ejecutan en forma descentralizada por los estados y municipios. Al mismo tiempo, se ha revelado como un mercado potencial de desarrollo institucional en las economías locales y regionales, la inclusión social y respeto por la cultura y el medio ambiente.

Muchos de los programas municipales y estatales han adoptado otros criterios que se han superpuesto a la elección de la oferta más baja, ya que las leyes que rigen la contratación pública no se pronuncia respecto a la adopción de criterios de sostenibilidad en la contratación pública. Por lo tanto, los programas están incorporando en sus sistemas de contratación denominada «compra sostenible», una práctica legal y plausible visto como una herramienta útil para ayudar a las comunidades y las autoridades locales para resolver, a través de la contratación sostenible, la política, social y económicamente importantes, no sólo teniendo en cuenta el precio más bajo, como parte de la planta del pie e indispensable. La Constitución de 1988 y su legislación constitucional lo permite. Es hasta el gerente de usar la creatividad para dictar lo que la mejor compra en licitaciones públicas. Es suficiente voluntad política, compromiso y honestidad en el uso de la a veces escasa, por lo que las especificaciones de productos y servicios se hace de forma coherente y correcta, como se quiera, buscando siempre la excelencia en el servicio al consumidor: el estudiante.