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LAS NUEVAS FORMAS DE INTERCAMBIO POR LA WEB, COMO GRAN DESAFIO PARA AGGIORNAR LAS CONTRATACIONES PÚBLICAS

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Carlos Petrella 

Docente investigador y consultor en transformación institucional y reingeniería humano. Ex Coordinador de la RICG.
Ingeniero en Computación de la Universidad Mayor de la República (Uruguay) y tiene una maestría en negocios y una maestría en educación en la Universidad Católica de Montevideo. Docente e investigador de la UdelaR en aspectos culturales y tecnológicos relacionados con los procesos de conservación e innovación en grandes organizaciones. Ha tutoriado numerosas tesis en su especialidad.
Consultor con más de 20 años de experiencia en todas las fases del desarrollo organizacional en grandes organizaciones estatales y privadas, con amplios conocimientos de cultura organizacional, comunicación y cambio. Ha dirigido y coordinado durante más de 15 años equipos multidisciplinarios de desarrollo de emprendimientos innovadores en ambientes profesionales y académicos. Formulación de políticas y estrategias para el desarrollo sustentable de emprendimientos que incluyendo creación científica de conocimiento y desarrollo de proyectos innovadores sustentables.
LAS NUEVAS FORMAS DE INTERCAMBIO POR LA WEB, COMO GRAN DESAFIO PARA AGGIORNAR LAS CONTRATACIONES PÚBLICAS

Internet y la Web han abierto un gran espectro de posibilidades para que las personas entren en contacto entre sí utilizando la Red a escala global. De esta manera, servicios locales ya no tienen las limitaciones tecnológicas de alcance que imponían otros medios de comunicación, ni tampoco las limitaciones generadas por normativas estatales restrictivas.
Entre los desafíos se encuentran, en un lugar no menor por cierto, las contrataciones públicas realizadas por agencias estatales. También en este ámbito se han lanzado muchas iniciativas innovadoras, en general de la mano de los portales de compras de los gobiernos nacionales, contando en muchos casos con aportes de la RICG actuando como un foro de intercambios.
El gran debate se plantea en torno a cómo hacer que estas iniciativas sean mejores y más sustentables; Especialmente importa reconocer cuáles serán los nuevos sistemas de compras que tendrán más oportunidades de convertirse en buenos articuladores con los agentes privados, para que los gobiernos compren mejores productos, con precios más razonables.
Las necesidades de contratación plantean grandes retos institucionales, estratégicos y operativos fundamentalmente desde comienzos del tercer milenio. Muchos problemas no pueden ser solucionados, insistiendo en los métodos clásicos de contratación. Internet genera nuevas oportunidades para acercar a los compradores y vendedores con mayor transparencia.
Se ha puesto mucho énfasis en las nuevas modalidades de contratación que se están experimentando en las últimas décadas. Por cierto, es importante generar mecanismos nuevos de compras por catálogo o de realización de subastas. Sin duda, los nuevos mecanismos tecnológicos potencian las formas de contratación y las hacen más rápidas y flexibles.
Sin embargo, consideramos que debería insistirse en analizar los problemas de comunicación en general y específicamente en ámbitos virtuales, que se generan a partir de la irrupción de Internet y la Web, poniendo especial atención en la problemática de la comunicación institucional desarrollada durante el proceso contratación de nuevos bienes o servicios.
Aún en contextos de intercambio simplificados como las contrataciones del Estado, en las que hay normativas restrictivas muy precisas, pueden generarse intercambios en los que los requerimientos y las ofertas no sean claros. Eso requiere nuevos modelos de articulación de las comunicaciones, en las que el texto tradicional, no sea la única forma de intercambio.
Además – para complicar los desafíos – con la posibilidad que genera Internet a partir de la virtualidad de los intercambios pueden generase quiebres en los procesos previamente conocidos, sobre todo para los agentes que estaban más habituados a los intercambios presenciales en los que los interlocutores podrían corregir sobre la marcha eventuales malos entendidos.
Estas circunstancias alteran las reglas de juego con que nos comunicamos. Incluso tienen su impacto sobre algunas reglas muy específicas relacionadas con los procesos de especificación de requerimientos, presentación de propuestas y evaluación técnica y económica de las mismas en el marco de las contrataciones del Estado.
Uribarri1 sostiene que la integración del computador, las telecomunicaciones y los sistemas audio-visuales se convierten en “el pilar fundamental de una nueva revolución, denominada la revolución del conocimiento, porque está generando transformaciones en los paradigmas convencionales de enseñanza-aprendizaje, trabajo y comunicación”.
Los sistemas deberán comenzar a incluir listas de discusión, conferencias electrónicas y cuartos virtuales de conversación o foros de intercambio además de tele-conferencias y revistas electrónicas, junto con sistemas de difusión de información sencillos y económicos, que por otra parte considerados individualmente ya están disponibles.

“…Se ha puesto mucho énfasis en las nuevas modalidades de contratación que se están experimentando en las últimas décadas. Por cierto, es importante generar mecanismos nuevos de compras por catálogo o de realización de subastas”
Hay que tener presente que las nuevas tecnologías posibilitan una experimentación del tiempo y el espacio diferente a la que hasta el momento habíamos vivido. Se rompe la narrativa lineal de nuestra experiencia y se trasladan los modelos de intercambio a espacios que ya no identificamos con lugares físicos determinados o pasos de proceso preestablecidos.
Ese cambio cualitativo en las comunicaciones produce muchas veces, pérdidas de puntos de referencia físicos de las relaciones interpersonales, tal como las conocíamos hasta hace aproximadamente unos veinte años. También produce alteraciones en el manejo de los clásicos expedientes en papel, que prisioneros en su soporte, solo podían estar en un solo lado al mismo tiempo.
Todo parece indicar que una nueva teoría de la comunicación humana debería considerar la participación de nuevos componentes cibernéticos en los intercambios, que no solo actúen como soporte pasivo de almacenamiento o recuperación de los mensajes, sino que incluso puedan aportar componentes semánticos adicionales que faciliten esos intercambios.
Pero para que esta evolución no sea alienante el cambio debería procesarse tomando en cuenta que se trata de un proceso estrechamente vinculado con el contexto social y cultural en que se produce el intercambio. No será suficiente con tener nuevos canales de comunicación hay que integrarlos a las prácticas habituales de la Administración y sus funcionarios.
Se está procesando culturalmente un cambio de paradigma en las comunicaciones hombre-máquina y hombre-hombre, que plantea que hay que rever los soportes teóricos históricos que servían hasta hace poco de referencia conceptual para la interpretación de la comunicación, incluso en ámbitos muy estructurados como las contrataciones del Estado.
De alguna manera la RICG a través de su nuevo sitio Web montado sobre una plataforma Web 2.0 está generando un comienzo de cambio. Por otra parte, los sitios Web de compras estatales de muchos países Latinoamericanos comienzan a integrar estas nuevas funcionalidades, aunque todavía operando de una manera tímida, en relación con sus potencialidades.
Debe tenerse bien presente que está en proceso un cambio de paradigma en todo lo referido a la comunicación humana y su relación con las máquinas, en plena era de la información y el conocimiento. Un cambio de paradigma que tarde o temprano afectará las formas de comunicación del Estado con terceras partes en procesos de contratación de bienes o servicios.
“No será suficiente con tener nuevos canales de comunicación hay que integrarlos a las prácticas habituales de la Administración y sus funcionarios.”
Las eventuales dudas sobre las mejores alternativas para capitalizar nuevas formas de relación entre los agentes en el marco de nuevos soportes virtuales de interacción, no deberían limitar nuestra capacidad de pensar con mente abierta en el mejor futuro para que Internet y la Web, puedan ser utilizadas plenamente en los procesos de compras estatales.

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